Por absurdo que parezca esto está sucediendo en muchos países, y amenaza con extenderse al resto en cuanto la brecha digital se empiece a cerrar para ellos.
Apenas aparecieron los ordenadores surgió una nueva raza de delincuentes, los hackers, dedicados a descifrar códigos de seguridad y a encontrar fallos en los sistemas de protección informática con fines a veces puramente técnicos, pero por lo común tan pedestres como la estafa, el fraude y la extorsión. Algunos quisieron ver a los hackers como una suerte de “robinhoodescos cibernautas”, otros alabaron su capacidad de auto aprendizaje y atribuyeron sus logros al potencial educativo de las nuevas tecnologías. En cambio los gobiernos, la policía, los empresarios y hasta el público común siempre enfocaron el asunto de otra manera, porque para quienes deben sufrirlo el hacker es y será un delincuente muy molesto
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